martes, 10 de septiembre de 2013

NIÑOS CON PAPÁS DIVORCIADOS


¿Cuáles son los derechos a que hace mención 
la Convención ?


1. Derecho del Hijo a la responsabilidad de ambos padres en su crianza y educación (art.18 de la Convención).

2. Derecho del niño a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de forma regular(art.9 punto 3 Convención).

3. El niño debe ser oído. La opinión del hijo y su gravitación en la decisión judicial.

4. Tratamiento interdisciplinario e intervención socio-terapéutica frente a los conflictos de los padres por cuestiones de tenencia o de comunicación con sus hijos.

5. Derecho del niño al sustento y a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y social. (arts.18 y 27 de la Convención).

6. Medidas frente al incumplimiento alimentario. Alimentos al hijo no reconocido. Alimentos a la Mujer Embarazada.


7.  El derecho a que los Estados Partes tomen todas las medidas de carácter nacional, bilateral y multilateral que sean necesarias para impedir el secuestro, la venta o la trata de niños para cualquier fin o en cualquier forma.


                                                                           

domingo, 18 de agosto de 2013

MALALA, UNA NIÑA VALIENTE



      Malala es una nena pakistaní, defensora del derecho básico a la educación.







HABÍA UNA VEZ ...


LAS ALFOMBRAS VOLADORAS




Esta es la historia de un niño que se llamaba Iqbal.
Iqbal vivía en un pueblecito de Paquistán, un país que está al lado de la India, en Asia.
Ya de muy pequeño, Iqbal soñaba con las aventuras de Aladino, y en las de todos aquellos personajes de los cuentos que sabían volar en las alfombras voladoras.
En el pueblo donde vivía Iqbal las alfombras tenían mucha importancia, ya que mucha gente trabajaba en una fábrica de alfombras que había allí.
A veces Iqbal se aproximaba y, desde el exterior, se extasiaba mirando la lana coloreada acabada de teñir cuando la tendían al sol. Y cuando contemplaba las alfombras ya terminadas, soñaba que vivía aventuras  fantásticas  montado en una alfombra voladora. Iqbal era muy pequeño y tenía una gran fantasía.
Los padres de Iqbal eran muy pobres. Un día, su madre le dijo que era necesario que fuera a trabajar a la fábrica de alfombras, porque su padre debía dinero al amo de la fábrica y no se lo podía devolver.
Iqbal veía a su padre y a su madre muy tristes, y él estaba desconcertado. No entendía su tristeza, porque pensaba que era una suerte poder ir a la fábrica y hacer el mismo aquellas alfombras tan maravillosas.
Al cabo de unos días, el amo de la fábrica lo fue a buscar. Entonces, Iqbal, viendo la profunda tristeza de sus padres, tuvo un mal presentimiento, y el miedo y la angustia se apoderaron de el. Pero, tragándose las lágrimas, tuvo que despedirse de sus padres y partir para la fábrica.
Cuando llegó, el amo le mando entrar en una nave, poco iluminada y mal ventilada, en la cual muchos otros niños trabajaban sin descanso tejiendo alfombras.
A partir de entonces, Iqbal apenas vio el sol. Era un niño, pero todos los días se los pasaba  enteros tejiendo alfombras, moviendo sus pequeños dedos tan rápidamente como podía, porque si no se apresuraba el amo se enfadaba. Pero, a pesar de todo, Iqbal aún soñaba, y
es que sus sueños se habían convertido en lo único agradable en su vida. Soñaba despierto mientras trabajaba; soñaba que un día, montado en una alfombra, se escaparía de la fábrica, y con sus padres viajaría a lugares lejanos y maravillosos.
Pero al amo todo esto no le gustaba nada. Decía que mientras Iqbal soñaba despierto los dedos se le dormían, y que si los dedos no trabajaban con ligereza tardaba más en hacer las alfombras. Cuando Iqbal o sus compañeros se distraían, el amo los castigaba severamente; quería que Iqbal y el resto de los niños hicieran muchas alfombras, ya que cuantas más hacían más dinero ganaba él.
Para Iqbal cada día eran más insoportables el amo y la fábrica. Y un día se escapó, completamente decidido a no volver jamás.
Pero Iqbal no olvidaba que había muchos niños que continuaban trabajando en la fábrica de alfombras. Él entonces sólo tenía 12 años, pero empezó a moverse, a protestar y a proclamar por todas partes que era una vergüenza que los amos de las fábricas de alfombras hicieran trabajar a los niños de aquella forma.
Iqbal, además, se enteró de que, a pesar de que estaba prohibido, en su país era un hecho generalizado el trabajo infantil en las fábricas de alfombras. Las leyes del país no lo permitían, y menos aún en aquellas condiciones tan duras.
Mientras, otros niños, viendo su ejemplo, también empezaron a protestar... e Iqbal volvió a soñar de nuevo, pero esta vez las alfombras de sus sueños diseminaban por todo el país las denuncias y las quejas contra los amos de las fábricas de alfombras
Los amos se enfadaron mucho. Para ellos era normal el trabajo infantil, les salía muy barato. O gratis, como en el caso de Iqbal y de los niños que trabajaban para pagar las deudas de sus familias.
¡Y ahora Iqbal lo quería impedir! ¡Y encima animaba a los otros niños a protestar! ¡Sí, Iqbal estaba a punto de conseguir que el gobierno del país se viera obligado a hacer cumplir las leyes que impedían el trabajo infantil!
El final de esta historia es muy triste: Era un ida de fiesta. Iqbal montó en su bicicleta y se fue al río, a encontrarse con sus amigos. Pero no llegó nunca... porque una bala asesina tiñó de sangre sus alfombras voladoras.


        César Diaz

















PARA REFLEXIONAR...

























NIÑOS INVISIBLES


   Los niños que se dedican al servicio doméstico son tal vez los más explotados y más vulnerables. Se estima que son millones en África, Asia y América Latina.
   En su inmensa mayoría, los menores que trabajan en servicio doméstico son niñas, a menudo preadolescentes, que viven en casa de sus empleadores  y  dependen totalmente de estos. En algunos lugares está aumentando el número de niños que trabajan en el servicio doméstico como resultado de la situación cada vez más desesperada en que los ha precipitado la miseria y la poca disposición de las mujeres adultas a efectuar ese tipo de tareas en condiciones tan desventajosas.
   En algunos casos los empleadores son parientes o personas conocidas, en cuyos casos los padres, empobrecidos, han colocado a sus hijos creyendo que la familia que los emplea se encargará de mantenerlos y educarlos a cambio de su trabajo.
En otros casos se contrata al niño por un salario cuya totalidad o casi totalidad se entrega a los padres. También hay casos en que los padres venden a sus hijos por una suma de dinero, convirtiéndolos en siervos.
   Cuando esta transacción no se efectúa directamente con el empleador sino a través de un intermediario, el contacto entre los padres y el hijo puede romperse para siempre. De tal modo, algunos niños son vendidos contra su voluntad y se les obliga a prostituirse.
   Es muy probable que los empleadores traten bien a muchos de los niños que realizan labores domésticas, pero de todos modos esos menores están a su merced. En general, su horario  de trabajo es muy prolongado y no disfrutan de un día fijo de descanso. Pese que en su mayoría trabajen para  personas relativamente pudientes, muchos de ellos no se alimentan bien. No tienen derecho a compartir la comida de la familia aunque ellos mismos la preparen y no disponen de una habitación, ni de una cama, por o que suelen dormir en el suelo de la cocina.
   Se piensa que a menudo son víctimas de abusos sexuales cometidos por miembros de la familia empleadora y que también sufren malos tratos y atentados contra su integridad física.
   Además, no es frecuente que a los niños en edad escolar se les permita asistir regularmente a la escuela. Son numerosos los factores que contribuyen a que estos jóvenes sirvientes particularmente vulnerables y estén expuestos a graves riesgos a saber: la edad; el sexo; el hecho de permanecer invisibles, la dependencia total frente al empleador y a menudo su ignorancia del mundo más allá del umbral de la casa en que viven.

De: “Todavía queda mucho po hacer. El trabajo de los niños en el mundo de hoy” Organización Internacional del Trabajo.

Ginebra 1999




Carta de un hijo a sus padres separados


No traten de disipar mi dolor con grandes regalos y diversiones. Me duele el corazón y éste no sana con risas sino con caricias. 

Todo lo que necesito es la garantía de que, aunque estén separados, ninguno de los dos me abandonará.



Díganme con palabras y actitudes que puedo seguir amándolos a los dos y ayúdenme a mantener una relación estrecha con ambos. Después de todo, fueron ustedes quienes se escogieron mutuamente como mis padres. 

No me pongan de testigo, de árbitro ni de mensajero en sus peleas y conflictos. Me siento utilizado y responsabilizado por arreglar un problema que no es mío. 

Tengan en cuenta que todo lo que hagan para perjudicarse mutuamente, quiéranlo o no, en primer lugar me lastimará personalmente a mí. 

No se critiquen ni se menosprecien delante de mí, así todo lo que digan sea la verdad. Entiendan que por malos que hayan sido como esposos, son mis padres y por lo tanto yo necesito verlos a ambos como lo máximo. 

No peleen a ver cuál se queda conmigo, porque no soy de ninguno, pero los necesito a los dos. Recuerden que estar conmigo es un derecho, no un privilegio que tienen ambos y que tengo yo. 

No me pongan en situaciones en que tenga que escoger con quién irme, ni de qué lado estoy. Para mi es una tortura porque siento que si elijo a uno le estoy faltando al otro, y yo los quiero y los necesito a los dos. 

Díganme que no tengo la culpa de su separación, que ha sido su decisión y que yo nada tengo que ver. 

Aunque para ustedes esto sea obvio, yo me culpo porque necesito conservar su imagen intacta, y por lo tanto, el único que puede haber fallado debo ser yo. 

Entiendan que cuando llego furioso después de estar con mi padre/madre, no es porque él/ella me envenene sino que estoy triste y tengo rabia con ambos porque ya no puedo vivir permanentemente con los dos. 

Nunca me incumplan una cita o una visita que hayan prometido. No tienen idea de la ilusión con la que espero su llegada, ni el dolor tan grande que me causa ver nuevamente que han fallado. 

Denme permiso de querer a la nueva pareja de mi padre/madre. Aunque en el fondo del alma me duele aceptarla, yo quiero ganármela para no perder al padre/madre que pienso que me dejó por ella. 

No me pidan que sirva de espía ni que les cuente cómo vive o qué hago con mi otro padre. Me siento desleal para con él, y no quiero ser un soplón. 

No me utilicen como instrumento de su venganza, contándome todo lo "malo" que fue mi padre/madre. Lo único que con seguridad lograrán es que me llene de resentimiento contra quien trata de deteriorarme una imagen que necesito mantener muy en alto. 

Asegúrense que comprendo que aunque su relación matrimonial haya terminado, nuestra relación es diferente y siempre seguirá vigente. 

Recuerden que aunque la separación pueda constituir para ustedes una oportunidad para terminar con un matrimonio desdichado o para establecer una nueva relación, para mí constituye la pérdida de la única oportunidad que tengo para criarme al lado de las personas que más amo y necesito: mi papá y mi mamá. 

Recuerden que lo mejor que pueden hacer por mí -ahora que ya no se aman- es respetarse mutuamente. 




jueves, 1 de agosto de 2013

EL RINCÓN DE LA POESÍA




Los chicos les pedimos 

UN GRAN FAVOR

Los chicos necesitamos
para crecer mejor
todos los días del año
gran cantidad de amor.

Que respeten los derechos
de protección al menor.
Los chicos van primero
en salud y educación.

Los chicos necesitamos
un poco más de atención,
Muchísima paciencia,
sobre todo comprensión.

Queremos que los adultos
 tengan tiempo de escuchar.
Queremos buenos ejemplos
Para poder imitar.

Ahora necesitamos
libertad para jugar
tener fe en el futuro,
crecer, creer y soñar.



          Silvia Zurdo





ESTOS SON NUESTROS 
DERECHOS

Los derechos de la infancia
no se escriben en la arena
porque se los lleva el agua
cuando sube la marea.
Que no se olviden en libros
cerrados por mucho tiempo.
Que no se digan al aire
porque los arrastra el viento.
En todos los corazones
que queden siempre grabados,
éstos son nuestros derechos,
nunca deben olvidarlos.
El derecho a la igualdad
y a tener identidad,
a sentirse protegido
y a vivir en bienestar.
Que tenga el que necesite
una especial atención
y que no falte el respeto,
el amor, la comprensión.
Que estén siempre aseguradas
la salud, la educación.
Que seamos los primeros
si hace falta protección.

Ni los niños ni las niñas
deben ir a trabajar
y lo que más precisamos
es poder vivir en paz.





¿Quién le puso nombre a la Luna?



¿Quién le puso nombre a la Luna?
¿Habrá sido la laguna, que de tanto verla por la noche decidió llamarla Luna?
¿Quién le puso nombre al elefante? ¿Habrá sido el vigilante, un día que se paseaba muy campante?
¿Quién le puso el nombre a las rosas? ¿Quién le pone nombre a las cosas?
Yo lo pienso todos los días. ¿Habrá sido un señor que se llama Ponenombres que saca los nombres de la nombrería?
¿O la arena sola decidió llamarse arena y el mar solo
decidió llamarse mar? ¿Cómo será?

(Menos mal que a mí me puso el nombre mi mamá.)


Autora: Mirta Goldberg